Mantener una conversación, si es que nos interesa, es como un partido de tenis: es un juego en el que vamos dando un poquito más de información de nosotros, en base a la que nos han proporcionado. Entre las principales dificultades que observamos en la tarea de como mantener una conversación se encuentran:

  • Quedarse en blanco (¿Y si comienzo una historia y luego no soy capaz de seguir porque me he perdido?)
  • No tener nada que decir (¿Y si no tengo nada que aportar a la conversación?)
  • Temer molestar por hablar demasiado

. Este sería un buen esquema-resúmen de lo que implica, ideas básicas y posibles formas de actuación:

  • Apoyarse en la información proporcionada por el otro
  • Hacer uso de preguntas abiertas para obtener respuestas amplias. Como por ejemplo ¿Qué?, ¿Cómo? y ¿Por qué?
  • Mantener una actitud de escucha (de este punto habla mucho la cinemática, esta disposición actitudinal regula las conversaciones, ya que mostramos a la otra persona que estamos recibiendo el mensaje).
  • Asentir
  • Mm….. entiendo…..claro…
  • Inclinación y orientación corporal
  • Expresión facial de atención
  • Evitar (no mirar al otro, distraerse o mirar el reloj)
  • Proporcionar información más allá de la solicitada.
  • Dar información de carácter más personal de forma paulatina (como gustos, anécdotas, aficiones…)
  • Comunicar a la otra persona que la comprendemos.
  • Cambiar de tema si se agota la conversación o se quiere hablar de otra cosa. Es en este punto en el que debemos aprender a desarrollar la habilidad de conectar temas:
  1. Aprovechemos las pausas
  2. Hacerlo cuando observemos en el discurso que tenemos un sentimiento similar al del otro, pero lo experimentamos en una situación diferente a la que nos está comentando (“me sentí así una vez que…”).
  3. Decir directamente lo que nos interesa.

Dicho esto, para tener una buena conversación debemos estar metidos en la conversación propiamente dicha, y darnos cuenta de que en algún punto, el otro tiene algo interesante que aportarnos, que decirnos, es positivo pensar que toda persona es curiosa, y seguro que tiene algo con lo que poder conectar con ella. Entonces, atender activamente a la conversación del otro y que disfrutemos de la conversación con ella, asegura una conversación fluida; es en estos casos en los que suelen aparecer las preguntas solas, los temas espontáneamente, etc.

Esto no nos suele suceder así porque nuestro tipo de interacción, si nos fijamos desde el humor, sería como una reunión de abuelos hablando, en el que cada uno expresa todo lo mal que está de salud sin escuchar al otro, como en una carrera en la que se habla del mismo tema pero no existe ningún tipo de comprensión ni hilo argumental, nada más que enterar al otro de lo que nos sucede.

Tratamiento de la fobia social