Albert Ellis era un tímido patológico con miedo a hablar en publico, y al cual le atemorizaban las relaciones con el sexo opuesto. Su salud era bastante frágil, y para colmo era feo como un demonio. Sus padres le proporcionaron poco o ningún apoyo emocional durante los largos años en que estuvo ingresado en hospitales cuando era un niño. Para colmo, eligió la licenciatura de economía en los tiempos de la gran depresión.

Albert Ellis

Ellis es uno de los psicólogos más influyentes del siglo XX

Su gran pasión era ser escritor de ficción, aunque nunca publico un solo titulo con un mínimo de éxito. Todo parecía pronosticar una vida llena de decepciones y resentimiento contra aquello que le había sido negado por naturaleza, o por las adversidades del destino… Pero Albert Ellis era mucho Ellis.

Fue uno de los terapeutas más reputados en la incipiente revolución de la psicología cognitivo conductual, desarrollo la TREC (Terapia Racional Emotiva Conductual). Según una encuesta realizada entre profesionales de la psicologia en 1982 Ellis se sitúa como el segundo terapeuta más influyente (después de su «archienemigo» Carl Rogers, según cuentan algunas leyendas). Podríamos reseñar que de alguna manera, Albert Ellis se negó a ser un desgraciado, y que además se dio cuenta de que podía elegir entre serlo y no, eligiendo lo segundo.

El trabajo y la investigación de este afamado psicoterapeuta bebían casi directamente de la filosofía clásica griega, y en concreto de las escuelas de los cínicos y los estoicos: Marco Aurelio, Diógenes de Sínope, Seneca, Epicuro… El estoicismo se basa en la idea de que para alcanzar la felicidad lo que debemos hacer es vivir en consonancia con la naturaleza, aceptando el orden básico de la vida. Para los cínicos el hombre debe volver a la naturaleza, necesitando lo mínimo indispensable. Básicamente podríamos reducir la filosofía en dos puntos:

Epicuro, estoico de profesión

Epicuro, estoico de profesión

Uno no tiene porque ser responsable de las cosas que le ocurran, ni del dolor, pero si lo es de como actúe ante esos acontecimientos y puede sufrir o no sufrir. Entendiendo por sufrimiento como el malestar que nos creamos nosotros mismos. Por ejemplo me puede doler que ella no me quiera, pero a menudo sufro porque ella me tendría que querer.

Uno no puede pretender que el mundo, los demás o los acontecimientos sigan sus reglas, por mucho que lo consideremos injusto o intolerable. Los seres humanos morimos, enfermamos, sufrimos perdidas, nos trastornamos, nos despiden, a veces no nos quieren, a veces no conseguimos nuestros objetivos… Y eso no es algo antinatural, sino que forma parte de la vida.

Ellis sintetizo su filosofía en doce postulados, y estos nos pueden parecer de cajón, pero observaremos que son sumamente interesantes. Mas adelante iremos comentándolos en otros post:

  • La idea de que existe una tremenda necesidad en los adultos de ser amados por otros significativos en prácticamente cualquier actividad; en vez de concentrarse en su propio respeto personal, o buscando aprobación con fines prácticos, y en amar en vez de ser amados.
  • La idea de que ciertos actos son feos o perversos, por lo que los demás deben rechazar a las personas que los cometen; en vez de la idea de que ciertos actos son autodefensivos o antisociales, y que las personas que cometan estos actos se comportan de manera estúpida, ignorante o neurótica, y sería mejor que recibieran ayuda. Los comportamientos como estos no hacen que los sujetos que los actúan sean corruptos.
  • La idea de que es horrible cuando las cosas no son como nos gustaría que fueran; en vez de considerar la idea de que las cosas están muy mal y por tanto deberíamos cambiar o controlar las condiciones adversas de manera que puedan llegar a ser más satisfactorias; y si esto no es posible tendremos que ir aceptando que algunas cosas son así.
  • La idea de que la miseria humana está causada invariablemente por factores externos y se nos impone por gente y eventos extraños a nosotros; en vez de la idea de que la neurosis es causada en su mayoría por el punto de vista que tomamos con respecto a condiciones desafortunadas.
  • La idea de que si algo es o podría ser peligroso o aterrador, deberíamos estar tremendamente obsesionados y desaforados con ello; en vez de la idea de que debemos enfrentar de forma franca y directa lo peligroso; y si esto no es posible, aceptar lo inevitable.
  • La idea de que es más fácil eludir que enfrentar las dificultades de la vida y las responsabilidades personales; en vez de la idea de que eso que llamamos “dejarlo estar” o “dejarlo pasar” es usualmente mucho más duro a largo plazo.
  • La idea de que necesitamos de forma absoluta otra cosa más grande o más fuerte que nosotros en la que apoyarnos; en vez de la idea de que es mejor asumir los riesgos que contempla el pensar y actuar de forma menos dependiente.
  • La idea de que siempre debemos ser absolutamente competentes, inteligentes y ambiciosos en todos los aspectos; en vez de la idea de que podríamos haberlo hecho mejor más que necesitar hacerlo siempre bien y aceptarnos como criaturas bastante imperfectas, que tienen limitaciones y falibilidades humanas.
  • La idea de que si algo nos afectó considerablemente, permanecerá haciéndolo durante toda nuestra vida; en vez de la idea de que podemos aprender de nuestras experiencias pasadas sin estar extremadamente atados o preocupados por ellas.
  • La idea de que debemos tener un control preciso y perfecto sobre las cosas; en vez de la idea de que el mundo está lleno de probabilidades y cambios, y que aún así, debemos disfrutar de la vida a pesar de estos “inconvenientes”.
  • La idea de que la felicidad humana puede lograrse a través de la inercia y la inactividad; en vez de la idea de que tendemos a ser felices cuando estamos vitalmente inmersos en actividades dirigidas a la creatividad, o cuando nos embarcamos en proyectos más allá de nosotros o nos damos a los demás.
  • La idea de que no tenemos control sobre nuestras emociones y que no podemos evitar sentirnos alterados con respecto a las cosas de la vida; en vez de la idea de que poseemos un control real sobre nuestras emociones destructivas si escogemos trabajar en contra de la hipótesis rigidas, las cuales usualmente fomentamos.

Tratamiento de la fobia social

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