Islandia fue el escenario en 1972 del llamado duelo del siglo. Parecía que iban a jugar al ajedrez, pero cualquier parecido con la realidad era pura coincidencia. En plena guerra fría ambos bandos debían intentar demostrar al otro quien era mas poderoso evitando una confrontación directa que hubiese llevado a una hecatombe nuclear. La carrera espacial, el cine, los conflictos indirectos, los espías, los Mc Donalds… dos concepciones opuestas del mundo se jugaban el tipo en un tablero con 64 casillas.
Los EEUU enviaban a un tipo capaz de caer mal hasta sus propios compatriotas, y que probablemente solo hacia una cosa bien en el mundo, pero cómo lo hacía. Bobby Fisher era perspicaz, rápido, analítico, y su concepción del juego era simplemente genial, como un nuevo rico, había irrumpido de pronto en un juego que casi era una religión para los rusos. Un vaquero del nuevo mundo les estaba diciendo: ¡Os podemos ganar hasta en vuestro campo de juego!. Fisher era excéntrico, raro, brillante, raro, con un CI de 180, raro. Como una estrella del Pop no jugaba si no existía una adecuada iluminación, si las sillas no tenias unas características especiales, cualquier ruido le exhacerbaba hasta limites insospechados.
Spassky, un ruso muy ruso, había llegado a aquel match despues de haber vencido a todos los grandes: a Tal, a Petrosian, a Larsen… En 1969 fue campeón del mundo, y en 1972 jugo la partida por la que todos le han conocido. Existen personas que pasaran a la historia no por ganar un contienda, sino por perderla, como Baro, George Foreman o Boris Spassky.
El primer encuentro fue el que probablemente haya generado más expectativa en el planeta. Un error básico batió al alfil del norteamericano, y con el cayo toda su línea defensiva. Fue una victoria contundente que desinflo el ego de Fischer, el cual se retiro a su habitación y declaro como un niño enrabietado que la culpa la habían tenido los focos y las cámaras (por las cuales generaba ingresos por derechos de imagen, dicho sea de paso), amenazo con que no volvería a jugar mientras estuviesen estas delante. La petición no fue aceptada por la federación y le ofrecieron a Spassky la posibilidad de ser declarado vencedor. El bloque soviético lo presiono porque ¿Para que otra cosa podía servir el ajedrez mas que para demostrar que eran superiores?.. Y aquí esta la clave de la historia de hoy, que te demuestra que Spassky era todo un caballero, ya que si el hubiera querido habría conservado el titulo, pero ¿Sabes que hizo?. Le propuso jugar a Fisher sin cámaras y sin público en una pequeña sala porque no quería ganar un titulo mundial de esa manera, desobedeciendo así deliberadamente las ordenes del alto mando soviético, que ordenaba ganar de la manera que fuese. Hizo lo que tenía que hacer, aunque eso le costase la derrota. El americano realizo una espectacular remontada y derrumbó las defensas del soviético en una batalla cruenta y hermosa.
Bobby Fisher volvió a los EEUU casi como un héroe nacional, como un paladín medieval, mientras que a Spassky nadie le esperaba en el aeropuerto. La URSS le trato como un juguete roto, substituyéndolo por Karpov y prohibiéndole salir al extranjero. probablemente se arrepintió de haber sido un caballero, máxime después del desprecio de Fisher al no presentarse en la segunda ronda, pero… Korchnoi decía: “Spassky es un caballero, y puede que los caballeros triunfen con las mujeres, pero pierden en el ajedrez”.
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