El gambito en su concepción mas técnica dentro del ajedrez implica el sacrificio inicial de una o mas piezas en aras de conseguir una ventaja táctica al obtener una mejor posición. Ruy López, uno de los históricos ajedrecistas de la escuela española acuño esta acepción en 1561 a partir de la expresión italiana dare il gambetto, que significa «poner una trampa». Aunque en su traducción mas literal hablaríamos de poner una zancadilla.
Una vez más los 64 escaques pueden enseñarnos algo. Por lo general, el otro jugador debe aceptar el gambito, para luego volver a dejar otro peón a su adversario. De hecho durante el siglo XIX aquellos que lo declinaban eran abucheados, y esta es una de las maneras de resolver y reequilibrar el juego. En el ajedrez son importantes el numero de piezas y su valor, pero a menudo la posibilidad de desarrollar el juego o de dominar el centro son valores tan importantes como las piezas en si.
Evans, al que se atribuye el famoso Gambito era un capitán de barco, que navegaba por el mundo como correo, y de el cuentan que descubrió la jugada por casualidad en una de sus partidas. Se convierte así en uno de los exponentes del juego romántico, donde el resultado no importa tanto como la belleza de la partida.
Cualquier decisión que tomes en la vida implica un coste, aunque decidas apoltronarte en el sofá, sigue teniendo un coste, por eso es un error declinar el gambito si piensas que no va a tener una repercusión. Si decides no aceptarlo prepárate para planear otro juego.
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