En historia del arte se llama asi a la tendencia a rellenar todos los huecos en la obra sin dejar espacios vanos, y literalmente significa temor al vacío. En Occidente y en Oriente se tienen perspectivas diferentes, ya que mientras que los primeros observan el vacío como un final, y se percibe con angustia, los orientales hablan del llamado vacío fértil, y es vivenciado como un principio o una posibilidad.
Una de las situaciones que mas teme la persona que padece fobia social es el silencio. Lo teme porque siente que puede ponerle en evidencia, y porque puede mostrar ante los demás que no tiene nada interesante que aportar o decir. Y eso es asi porque partimos de la premisa de que es obligatorio ser productivo, y se cree que cualquier cosa es mejor antes de mostrar el silencio.
¿Cuál es la obligación última que tenemos de romper el silencio que se crea entre nosotros y los demás interlocutores? Hablamos de la posibilidad de ser dueños del silencio. Una de las cosas más importantes es aprender a respetar nuestro propio espacio, por encima de la preocupación que nos acarrea la posibilidad de que el otro nos vea o no como productivos. No tenemos que sentirnos obligatoriamente integrados, ni tenemos obligatoriamente que producir para los otros, pero nos lo exigimos y nos castigamos por ello.
Fijémonos que con las personas con las que tenemos más confianza: no siempre, y en todo momento, estamos hablando… así que ¿por qué hemos de obligarnos a hablar con otros, y si no lo hacemos condenarnos por ello?. Debemos aprender a mitigar el “horror vacui” o miedo al vacío que sentimos, asumir con toda naturalidad que surge o no surge, y ya esta; que podemos hablar, o no, si queremos y tenemos algo que expresar. No vamos a recibir ninguna recompensa por muy productivos que seamos, a no ser que estemos orientados hacia nosotros mismos.
Tratamiento de la fobia social
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